Elvis Costello se ha cortado la melena y la barba que lució durante la campaña promocional y la gira correspondiente a su ultimo album Mighty like a rose, y ha recuperado su tradicional aspecto de pardillo, para, después de una impagable carrera como uno de los más lucidos y brillantes compositores del pop contemporáneo, dejarse tentar por una experiencia ambiciosa y un tanto desconcertante: la grabación de un disco (The Juliet Letters) en el que su voz es acompañada exclusivamente por los instrumentos del Brodsky Quartet; a saber, dos violines, viola y cello.
Bautizado — no se sabe muy bien con qué intenciones — Patric Declan Aloisyous y apellidado McManus, Elvis Costello eligió su nuevo apelativo para arrancar una de las carreras más fructiferas e interesantes del pop-rock de los últimos quince años. Prototipo y líder de la Nueva Ola británica. Costello ha sido capaz de sobrevivir a las constantes modas y cambios sufridos por la escena británica gracias a un inquebrantable talento.
Su primer disco, My aim is true es un verdadero clásico; tanto como otros muchos de su impresionante curriculum (Armed forces en 1979: Get happy en el 80; Almost blue dedicado a reviser clásicos del country, en el 81 y un largo e imprescindible etcetera ).
En 1989, después de un largo periodo sin grabar, Costello publico Spike, un precioso álbum en el que incorporaba decidamente apuntes del jazz y el folk adornado con gusto exquisite el pop más clásico con ingredients relativamente nuevos en su música. Mighty like a rose, dos anos despues, insistia en lo mismo en algunas de sus canciones, logrando los mismos estupendos resultados. Ahora se ha decidido por la música clásica y, aunque muchas de las canciones de The Juliet Letters muestran a un Costello perfectamente reconocible, el acompañamiento exclusivo de un cuarteto de cuerda da una nueva forma a su inconfundible estilo.
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