Momofuku Ando pertenece a ese numeroso grupo de ingeniosas personas, desconocidos para la mayoría de los consumidores de sus productos, cuyos inventos han facilitado la vida cotidiana. A él se debe la aparición de la primera sopa instantánea de fideos hace medio siglo.
Parece ser un misterio o capricho el por qué Elvis Costello ha denominado así su más reciente producción discográfica. Quizá como homenaje por compartir su gusto por la citada sopa con el popular cocinero David Chang que posee una cadena de restaurantes con ese nombre en Nueva York o como ha dicho, porque a este disco, lo único que se le tuvo que añadir fue «agua». El misterio sigue sin desvelarse, incluso después del entregado concierto del lunes que Costello regaló a seguidores, nostálgicos y curiosos que asistieron al Auditorio.
Venía con el citado Momofuku entre manos y gran parte del concierto se nutrió de las 12 canciones que integra este disco editado exclusivamente en vinilo y con el que Costello se suma a quienes vienen defendiendo la recuperación de este soporte discográfico. Vibrante estuvo nada más empezar con Stella Hurt, para no ceder un instante de las dos horas de concierto, sin abandonar ni un momento el escenario con sus cambiantes guitarras en ristre y trajeado completamente de negro y con sus clásicas gafas. Rebuscó en sus discos más tempraneros como This Year's Model -el más rockero de sus trabajos- , Armed Forces, Imperial Bedroom, Trust o Punch The Clock, para completar el resto del programa (unas 25 canciones y más de 4 bises), con algún recuerdo a su anterior The river in reverse grabado hace tres años con Allen Toussaint.
Su paleta musical es amplia de colores como demostró fehaciente con una base brit-pop y rhythm and blues, toques de rock, reggae, country y baladas románticas tipo el She que compusieran Charles Aznavour y Herbert Kretzmer para la película Notting Hill y con la que inició el bloque de regalos.
A Costello, además de su música que es parte importante de la historia musical de la segunda mitad del siglo XX, hay que agradecerle su presencia, su entrega, su inexistente divismo en escena, y hasta su humilde agradecimiento cuando al hablar de su último disco se le acercó al escenario una copia del mismo. Lujoso cierre de esta VI edición del Arrecife de las Músicas.
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