La última vez que Diana Krall se presentó en México se dirigió a la audiencia: ¿Saben? Mi marido nunca ha venido a tocar a México. No es tan malo, deberían invitarlo . La jazzista hizo luego un gesto de dar un azote, como diciendo Yo luego lo traigo al rejego .
Para más datos, el marido de Diana Krall se llama Elvis Costello. Y si, le hizo caso al chicote de su mujer: viene a tocar a México por primera vez este 2 de abril en el José Cuervo Salón (que para mí y toda mi generación será siempre el Salón 21. He dicho).
Mañana es el controvertido Día de la Mujer, una celebración que existe porque en este mundo, y particularmente en México, ser mujer sigue siendo una condición minoritaria en lo que cuenta, en el poder, en los derechos, en el ejercicio libre de su condición ciudadana.
Mañana también salen a la venta los boletos para el concierto de Elvis Costello. ¿Coincidencia? No lo creo, creo más bien que el universo está tratando de decirnos algo.
Esta es mi teoría: la música de Elvis Costello no sería posible si no hubiera cambiado la condición femenina.
Piénsenlo. Elvis Costello nunca le ha cantado a esas ninfas inmóviles cuyo deber es ser meros objetos del deseo. No, al Costello la mujer que le inspira y que le hace sufrir es aquella que le dijo que con toda libertad le dijo que no.
En Alison , su canción más famosa, le canta con una mezcla neurótica de cariño y rencor a la chava que lo dejó por otro. En Watching the Detectives , se trata de las mujeres que desean siempre a un hombre viril, fuerte, valiente: un hombre mejor que él mismo.
Costello es la voz del hombre que acepta y sufre la nueva condición femenina y ve su propia condición de género palidecer y volverse un verdadero crucigrama, como canta en High Fidelity : hay cosas a las que simplemente uno nunca acaba de acostumbrarse.
Pero ni modo, caballeros, tendrán que acostumbrarse. Eso de tener claras las divisiones de género tampoco se nos da muy bien a nosotras.
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