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El pasado sábado 4 de junio tuvimos la oportunidad (o más bien deberíamos decir el placer y honor) de acudir a uno de los mejores conciertos, si no el mejor, que hemos presenciado. Tomamos un pequeño detour (o desvío) para asistir al concierto que nos ofreció Elvis Costello en Zaragoza.
Este MÚSICO en mayúsculas que tras más de 40 años de carrera y más de 25 discos de estudio a sus espaldas, se trata de uno de los artistas más eclécticos que podemos encontrar hoy en día. Sus andadas musicales van desde el rock al jazz, pasando por el pop, el country o incluso alguna colaboración de rap, nos visitó en esta ocasión para traernos su gira Detour haciendo tres paradas en nuestro país Zaragoza, Madrid y San Sebastián.
Este atrevido espectáculo se presenta como un show unipersonal, íntimo y único, ya que Costello prescinde de bandas de apoyo y decide girar en solitario acompañado únicamente de sus guitarras (nosotros llegamos a contar 9) y de un piano de cola, dejando los escenarios más típicos para realizar esta gira por teatro con una presentación en escena que para nosotros ha sido de 10.
Nada más entrar al auditorio, llama la atención la puesta en escena y sobre todo un gran televisor donde se están proyectando los diferentes videoclips del cantante británico. Sobre las 21:28, a dos minutos de que empiece el concierto y sin que todo el mundo hubiese terminado de entrar, bajan las luces, y al acabar el vídeo de "Monkey To Man," Elvis Costello aparece en escena (prácticamente de la nada) con su fiel jazzmaster bajo el brazo (vale que no es la marrón mítica, pero nos vale) y abre el concierto con "Green Shirt," tema que forma parte de Armed Forces, su tercer disco y al acabar saluda a su público con un sonoro "¡HOLA!".
A partir de aquí pasaron dos horas y cuarto de concierto en las que Costello repasó hasta 24 canciones de su repertorio entre las que pudimos encontrar temas muy conocidos de su extensa discografía, como "She" o "Alison," en la que, por cierto, decidió que no necesitaba amplificación y bajó a tocarla entre los asistentes, incluso sentándose en alguna localidad vacía que encontró. También pudimos escuchar alguna que otra canción inédita como "Face In The Crowd" y algunas joyas más familiares para sus fans que para el oyente casual, por ejemplo la sublime "Toledo," compuesta junto a Burt Bacharach o "45," single de su disco When I Was Cruel.
Durante todo el concierto pudimos ver a un Costello simpático y bromista, contando anécdotas o disculpándose por no poder incendiar el piano que traía y lanzarlo al público, puesto que había prometido devolverlo de una pieza, siempre con su puntillita política haciendo chistes sobre la Reina Madre o Donald Trump. También hizo un pequeño homenaje al gran Allen Toussaint que murió el año pasado tras un su concierto en Madrid tocando dos canciones de The River In Reverse, el disco colaboración que tienen juntos, "Freedom For The Stalion" y "Ascension Day."
También hubo cabida para nombrar el concierto de su amigo y paisano Paul McCartney en Madrid el pasado 2 de junio y alguna batallita sobre sus andanzas juntos, como anécdotas sobre la composición de "So Like Candy." Himnos como "Beyond Belief," "Everyday I Write The Book" o "Watching The Detectives" presentados de una forma tan única que sonaban como temas nuevos a pesar de ser canciones con, la que menos, 30 años, y que, aunque las presentaba al público en solitario, Costello demostró que no necesita soporte para poner a todo el público en pie.
Y es que Elvis Costello nunca decepciona, a pesar de todo lo que se ha explicado arriba nuestras palabras languidecen en comparación con lo que pasó aquella noche, el artista británico nos dio una lección magistral que necesitan aprender muchos de los grupos y artistas actuales: lo importante en este tipo de eventos es la música, y que si ésta no es presentada con amor y respeto no tiene sentido. Así pues, mientras intentamos asimilar todo lo que tuvimos la suerte de presenciar aquella noche, contamos los días para poder volver a verle en directo. Hasta la próxima, mr. Costello.
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