|
El impresionante despliegue de creatividad y conjunción que lograron Elvis Costello And The Attractions entre 1978 y 1986 (dejando aparte su breve regreso en 1994) se basó en la continua búsqueda de todas las posibilidades del pop como fuente inagotable y suma de estilos pervertidos. Pocas veces se ha dado una combinación tan fructífera entre la idea de cuarteto democrático y simbiótico, en el que cada pieza es imprescindible, y el liderazgo de un genio con banda que sabe estar a su servicio.
Get Happy!! (1980), su cuarto LP, fue la culminación de una primera etapa marcada por el nervio y la eclosión de un movimiento renovador y aglutinador como pocos, la new wave, en la que Costello y The Attractions ya apuntaban lejos; Imperial Bedroom (1982), su séptimo LP, indicaba que no había fronteras en su universo, y que el cuarteto iba a demostrar la grandeza lírica, emocional y musical del pop. Ambos discos surgen de encrucijadas creativas y encuentran las más fecundas salidas: uno, por la vía exultante y directa; el otro, por la más dramática y compleja. Los dos, imprescindibles para entender la culminación del pop como amalgama e hilo conductor entre generaciones.
Get Happy!!
Veinte canciones, hechas y derechas, sin interludios ni recreos, en cuarenta y ocho minutos. El surco bien apretado hasta la etiqueta, y una píldora tras otra recortada y redondeada para dejarla en su pura esencia. "Love For Tender" toma el clásico ritmo Motown y para la siguiente, "Opportunity", entra de lleno el sonido Stax: dos pilares del soul 60s. Es el comienzo rotundo, el eureka de unos Elvis Costello And The Attractions que, según su propia expresión, se sentían imitadores de sí mismos, en un callejón sin salida, tras sus tres primeros álbumes. El nervio, la velocidad, el riff rockero no daban para más, aunque desde fuera no se apreciara merma en semejante período de creatividad. A Costello se le ocurrió disfrazarse de otros y tocar las nuevas canciones como si fueran Booker T. & the M.G.'s, The Bar-Kays o Al Green. Inundada de soul, aunque no solo eso, la colección encontró una luminosidad, una modulación, una coherencia inusitada.
Con las texturas y sonidos negros que devoró en su adolescencia, Costello encontró su mejor esencia y perfecta coronación de la primera etapa new wave de la banda, incluyendo un "I Can't Stand Up For Falling Down" ajeno (versión de un tema que hicieron Sam & Dave mucho más lento) que se convirtió casi en propio. El ska de "The Imposter" y "Human Touch" (Costello acababa de producir el glorioso primer álbum homónimo de The Specials), el beat de "Men Called Uncle", el vals "New Amsterdam", clasicazos como "King Horse", "Clowntime Is Over", "High Fidelity" o "Temptation", casi todas por debajo de los tres minutos, deslumbran por sí mismas, con la sabiduría de Nick Lowe como productor. Una secuencia imparable, con el bajo y el órgano en primer plano, que iluminó cual sol el comienzo de la década.
Imperial Bedroom
Otro apretado compendio: quince canciones en cincuenta minutos. Pero sin buscar la inmediatez pop y el tronco sin ramas como en Get Happy!!. En Trust (1981) Costello ya se había abierto, medio en broma, a otros géneros más allá del universo del pop-rock. Y con Almost Blue (1981) hizo otra travesura (de gran altura) volcándose por completo en el country. En Imperial Bedroom creció infinitamente como compositor e intérprete al acercarse a las formas básicas de los estándares norteamericanos y los géneros populares pre-rock. Pero cuidado: esta vez no había impersonation alguna. Desarrolló forras melódicas inéditas mientras Steve Nieve daba rienda suelta a su rama clásica al piano y sin arrinconar el punch de The Attractions.
Dio por terminada su colaboración con Nick Lowe y contrató a Geoff Emerick, el ingeniero de sonido de The Beatles en Abbey Road. En la constante experimentación, surgieron hasta tres o cuatro versiones muy distintas de las mismas canciones. En la extensa "Man Out Of Time" se mezcla la toma rockera trash con la balada majestuosa. El resultado es de una riqueza deslumbrante, desde los coros disco de "Tears Before Bedtime" hasta el dramatismo de "Shabby Doll" y la orquestación de banda militar de "...And In Every Home".
Compuso "Almost Blue" (que tornaba el título del elepé precedente) pensando en Chet Baker y cantándola corno él y acabó siendo un estándar del trompetista. "Kid About It" es tan Burt Bacharach que parece anunciar el futuro álbum conjunto. El aire parisino de "The Long Honeymoon" con acordeón, el esplendor melódico de "Human Hands" o "Town Cryer" y la renuncia, como casi siempre, a estribillos fáciles de una frase en las frondosas, sugerentes y, a menudo, dolorosas letras, componen un conjunto magistral.
Veredicto
Es difícil designar una obra maestra, el disco más representativo del cuarteto, y mucho menos si hablamos de Elvis Costello en toda su trayectoria. Imperial Bedroom podría aproximarse a esa idea, pero supondría renunciar a demasiadas piezas de un cancionero inabarcable, gigantesco. Y no contiene casi ninguno de sus greatest hits. Get Happy!! es tan redondo, tan brillante y bien focalizado, y representa tan exactamente un momento efervescente del pop, que no se puede desechar de ningún modo. Ambos LPS son culminaciones de sendas etapas, a los que habría que añadir más tarde Blood & Chocolate (1986). Y considerar casi por igual todos los discos intermedios.
|
