Costello es un dios. Así como Eric Clapton fue erigido en algún momento a esa categoría bienaventurada, ya es momento ahora de beatificar artísticamente a Declan Patrick McManus, (alias Elvis Costello), por sus sorprendentes poderes de hacer y deshacer la música con cada nuevo disco, por haber protegido el pop en épocas de Britneys y de realities de "ídolos estadounidenses", por iluminar sus composiciones con jazz, clásica y otros géneros tradicionalmente impensados para un músico devenido tradicionalmente del rock.