Elvis Costello (Londres, 1954) ha logrado sentirse muy a gusto en la piel de Elvis Costello. Será el paso de los años o salir airoso de la amenaza de un terrible cáncer. O más bien una energía vital que le mantiene permanentemente revolucionado, curioso, creativo. Ha estrenado nuevo álbum, Look Now, en colaboración con la banda The Imposters. Melodías que atrapan al vuelo, arreglos sofisticados y una elegancia casi desganada de quien ya no tiene nada que demostrar y disfruta con su virtuosismo.
“Nunca me he planteado demostrar nada”. Su voz melosa y grave, medio tumbado en el sillón de una habitación de hotel en el barrio de Kensington (Londres), contradice casi el torrente de palabras y los meandros de su discurso. Habla de todo. Pero sobre todo de música. De músicos. Del talento que sigue buscando en los jóvenes compañeros artistas. “Yo solo intentaba cantar. Ni siquiera tuve claro que fuera capaz de grabar un disco. Mucho menos 30. Yo no tenía derecho a grabar álbumes”. No se sabe si interpretar sus palabras como una ironía o como un simple sentimiento improvisado. David Lee Roth, el cantante de Van Halen, dijo en una ocasión: “Los críticos musicales prefieren mucho más a Elvis Costello que a mí, porque todos ellos tienen la misma pinta que Elvis Costello”. “No creo que David pueda quejarse hoy mucho de su pinta, ni que la cambie por la mía”, responde Costello al recordarle la cita.
“Es algo muy serio que te digan que podía tratarse de un cáncer muy peligroso si se desarrollaba. Era algo aterrador”
Grabar un nuevo álbum fue una decisión muy pensada. Un divertimento antes de volver a su pasión. La actuación en directo. “Me sometí a una operación y tuve mucha suerte. Tenía un pequeño tumor maligno que debía ser extirpado. Y se hizo con éxito. Es algo que no le habría contado a nadie. Es algo muy serio que te digan que podía tratarse de un cáncer muy peligroso si se desarrollaba. Era algo aterrador, pero en esos momentos no tenía ningún motivo para contar a nadie nada al respecto”, explica calmado y satisfecho. “El caso es que no me di tiempo para recuperar fuerzas. A mitad de gira llegué a Madrid. Y me encontraba mejor, creía. Mi voz estaba recuperada. Me sentía física y emocionalmente fuerte. El público era maravilloso. Pero la voz comenzó a sonar ronca. No era capaz de respirar adecuadamente. Si estás físicamente extenuado, el efecto de cantar produce aún más cansancio, aunque no me doliera nada. Sentí que no tenía las reservas y energía con las que normalmente cuento”, acepta resignado.
Costello es un músico de músicos. Famoso por la increíble rapidez con que es capaz de componer una canción, bebe de todas las fuentes. Si aquel chaval, nacido Declan Patrick MacManus un 25 de agosto —Elvis fue una sugerencia de uno de sus primeros agentes, con obvias resonancias; Costello es un apellido de línea materna—, decidió apuntarse a todas las vanguardias, punk incluido, en su primera media docena de discos, con el tiempo fue adquiriendo una relación de amor y entendimiento con todas las músicas, con todos los estilos. Y puede tener mucho que ver con el modo en que se acercó a ese mundo. “Mi padre era un cantante de radio. Se traía a casa los éxitos del momento para aprenderlos. Probablemente eso me ayudó a entender la música de un modo diferente al del chaval que simplemente escucha las canciones originales en la radio. Es como cuando la gente llama a un actor por el nombre del personaje con el que más le identifican. Se suele asociar de un modo íntimo al cantante con la canción, en el mismo nivel. A mí me gusta conocer la canción por separado, un poco antes que al cantante y a su interpretación. Yo escuchaba a mi padre cantar una canción que no había oído antes cantar a nadie. Le veía ensayando con otros músicos en un estudio de radio, a primera hora de la mañana. No era nada glamuroso. Las luces estaban encendidas, sin drama en la interpretación. Comenzaba la emisión. Un locutor decía: ‘Señoras y señores, bienvenidos’, y el programa comenzaba. ¿Qué aprendí con todo eso? Que mi relación con las canciones actuales o con las canciones del pasado comienza al imaginar una historia o un sentimiento a punto de ser expresado a través de la música”.
Costello escribe igual de bien que compone. Su autobiografía, Música infiel y tinta invisible, cosechó premios y alabanzas de la crítica. Todo le interesa, a todos los palos se apunta. Ha triunfado como conductor de un programa televisivo, y sus compañeros músicos se mueren por colaborar con él. Solo elige ver desde la distancia la política. “Nunca he querido introducir argumentos políticos en mis canciones porque pueden tener consecuencias nada políticas”. Se refiere a esa obra maestra, Shipbuilding, que compuso por la inefable guerra de las Malvinas, que enfrentó al Reino Unido de Thatcher con la Argentina de la junta militar en sus últimos estertores. “Empezaron una guerra para distraer a la gente de sus problemas políticos internos. Eran dos Gobiernos con problemas, muy poco populares cuando la guerra estalló. Y es la mejor solución para lograr que la gente se vuelva a situar en posición de saludo. ¿Por qué mi canción es política? Ellos son los políticos. Yo soy el artista. Te imaginas al hombre que acude a trabajar para el barco que va a llevar a su hijo a combatir, en una guerra en la que él no tiene nada que ganar. Eso es lo que imaginé. No es político. Es humano. La reacción humana y personal a las consecuencias políticas de una decisión”.
Look Now. Elvis Costello. Concord Records.
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