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En su largo y turtuoso camino hacia la atemporalidad, Elvis Costello ha llegado a un punto de depuracion donde parece encontrarse feliz, como pez en el agua. Aunque su ultima aventura discográfica – a medias con Burt Bacharach – lo presente orquestrado y melodramático, en directo es la escencialidad en estado bruto: piano (Steve Nieve, compadre fiel), guitarra y voz. El hombre y su musica, sin más adornos ni florituras. Un camino no precisamente original – quien más y quien menos ya ha hecho sus pinitos unpluggeds en algun momento de arrebato "autentico" -, aunque en el caso de MacManus el formato intimo le sirva para engrandecer su cochesa de canciones hasta limites insospechados. Insospechados, si: la experiencia del "Empty World Tour" en el escenario del Tivoli quedara para los anales como uno de los conciertos mas extraordinarios ofrecidos por un artista pop en la ciudad, una cita de esas que se guardan pintadas en el recuerdo con letras de oro y plata.
Durante dos horas y media, el de Londres se zambullo en su cancionero de miserias, derrotas, triunfos, anhelos, traiciones, amarguras amor y odio reinventando su pasado, afirmando su presente y asegurando un futuro que la reserva espacio seguro al lado de Dylan, Young, Reed, Van Morrison y otros (escasos) nombres santos de los ultimos cuarenta anos de historia de la musica popular. Comunicativo pero no empalagoso, acido sin hiel, impartio una leccion magistral. Resumiendo, que no basta con tener un repertorio de campanillas: tambien hay que saber defenderlo. Y Costello lo hace con unas, dientes, corazon y una garganta madura a la que ya no se le resiste ningun registro. Fueron treinta y tres canciones – once en los bises: nadie queria que acabara el sueno – estirando una prolifica linea que va la primeriza "Radio Sweetheart" – que enlazo con estrofas de "Jackie Wilson Said" de Van Morrison – a las filigranas de "Painted From Memory" (y "This House Is Empty Now", "I Still Have That Other Girl", "In The Darkest Place", "Toledo", "God Give Me Strength" o "What’s Her Name Today?" se agigantaron en emotividad sin necesidad de respaldos orquestrales), de las instantaneas nuevaoleras de "Watching The Detectives", "(I Don’t Want To Go To) Chelsea" o "(The Angels Wanna Wear My) Red Shoes" a la oscuridad reflexive de "Shipbuilding", "I Want You" o "Almost Blue". Flirteo con "Fever" – enganchado a "Inch By Inch"-, recordó a "Allison" y "Veronica", estreno una radiante miniatura escrita con Nieve ("You Lie Sweetly"), aireo piezas poco transitadas ("Talking In The Dark", "Baby Plays Around") y ya en el quinto bis nos hizo sentir como ninos eternos cantando e pelo "Couldn’t Call It Unexpected No 4", el broche que Cierra Mighty Like A Rose. Los accidents ocurren, si, pero es dificil, muy dificil que se repita otro como este. Eternamente agradecidos.
El aperitivo de apertura lo sirvió el canadiense Ron Sexsmith en formato do folksinger clasicote y voluntarioso. Apenas un recuerdo tras lo que vino después. Son los riesgos de jugar a la sombra de verdaderos gigantes.
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