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Elvis Costello & The Brodsky Quartet
Alex F. De Castro
Hibiya Kokaido, Tokyo
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Un concierto de Costello es una experiencia total. El convierte cada bola en un acto de interpretación único y visceral, ejecutado a vido o muerte. Sobre el escenario, Costello puede dar rienda suelta a sus energias y hace que sus registros en vinilo parezcan objetos muertos, imégenes pobres y parciales de algo demasiado grande, demasiado intenso.
Yo no sabia nada acerca del Brodsky Quartet, no habia escuchado ni uno nota de "The Juliette Letters", y, sin embargo, disfruté del concierto segundo asegundo. No me perdí un gesto, nose me pasó por alto una sola estrofa, un solo comentario entre canción y canción. Costello es uno de esos comunicadores nacidos para hacerse escuchar. Resulta dificil sustraerse a su magnetismo, y perder el hilo desus complejos composiciones, porque desde el momento en que aparece ante el público, consigue sin aparente dificultad acaparar su total atención. El riesgo de dispersión, la posibilidad de que tus ojos o tu mente te traicionen y te aparten en pleno concierto de esa figura rechoncha y nerviosa, desaparece. El cuarteto Brodsky justificó su prestigio en la circuitos de música clásica, y demostró una vez más lo fascinante que puede resultar una sección de cuerdas al servicio de un puñado de canciones de pop inspirado.
Costello, por su parte, estuvo gigantesco, y dejó claro que alli el que mandaba ero él. Su voz sonó en todo momento como el más rico, salvaje e imaginativo de los instrumentos, elevándose por encima de violines y cellos, y cantó como solo las leyendos saben cantar: dando la sensación de que esos temas solo se podrían (y se podrán) interpretar de una manera, como él lo hace. Moviéndose decidido e isolente entre los músicos con un portafolios en las manos, hizo una auténtica exhibición de sentido dramático. Repasó por orden todos las canciones de su último disco y revolvió entre alguna de sus raices musicales al versionear a Beach Boys, a Tom Waits y sí mismo ("Almost blue").
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Clippings.
 
Page scans.
Cover.
Elvis Costello, Empapelado
Jose Luis Fuentes
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La colección Rock/Pop, de Ediciones Cátedra, inició su singladura a finales dela pasada década con unos planteamientos muy similares a los de la reputada colección Los Juglares (no en vano está dirigida por María de Calonje, una de las antiguas responsables del señero proyecto de Ediciones Júcar); es decir, libros de bolsilo monográficos sobre figuras musicales de renombre, formados por biografia, selecciónde canciones traducidas al castellano y discografia. El recién aparecido n0 20 de la serie está dedicado a Declan Patrick Aloysius MacManus, mucho más conocido como Elvis Costello, uno de los más enigmáticos y fascinantes músicos surgidos de la explosión punk/new wave británica. Misterioso, polifacético, camaleónico, amigo de seudónimos, disfraces y cambios de identidad, Costello no es precisamente un personaje fácil de disecciónar. Pero el autor, Eduardo Margaretto, sale airoso del empeño gracias a un profundo conocimiento dela vida y obra costelliana -motivado por la devoción del fan, pero sin reunciar al análisis crítico cuando la ocasión lo requiere- y a una sistemática y amena exposición de la trayectoria artística y vital del genio londinense, situando cada acontecimiento en su contexto histórico, acudiendo con frecuencia a (jugosas) declaraciones del protagonista, sazonando el relato con suculentas anécdotas, y derrochando un cínico sentido del humor que parece tomar prestado del propio Elvis (sin ir más lejos, el primer capítulo se titula "Una completa y falsa biografia basada en rumores, insinuaciones y mentiras"). La semblanza del artista incluye un minucioso análisis de casi todas sus canciones, y está plagada de guiños cómplices que harán las delicias de los más famililarizados con el universo costelliano. A destacar también la exhaustiva discografía comentada que cierra el libro. Si perteneces al clan de los que algún día sucumbi'mosaltalento de este entrañable cascarrabias, ráscate el bolsillo y... GET HAPPY!
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